lunes, 24 de octubre de 2011

Mayra Echevarria

El docente en el tercer milenio

1.





Hoy en día vivimos en una era donde el conocimiento y la información son fuentes de poder, por tanto el hombre tiene que aprender a seleccionar y procesar la información.



Cabe aclarar que el nuevo rol del docente a comienzos del tercer milenio debería ser, ya. En el cual el rol del docente fuera: tutor y facilitador de fuentes y contactos, guía y estimulador de procesos, formador y promotor de valores acordes a la nueva realidad, flexible y con amplitud de criterios para manejar la tan delgada frontera entre su conocimiento y el de sus alumnos, propulsor del trabajo en equipos, que sea capaz de desarrollar variadas metodologías de trabajo, que tenga en cuenta los aprendizajes y experiencias previas, que evalué las conductas y competencias de cada uno de los alumnos, que logre relacionar el uso de la computadora a los contenidos del aula, que sea orientador continuo que dé posibilidades al alumno para que piense, que experimente e interactúe, y que sea diseñador de espacios de enseñanza significativos que armonicen críticamente los recursos para facilitar la construcción de conocimientos.



Se puede afirmar que el docente vincula los alumnos y la tecnología, si bien la tecnología es un elemento motivador y enriquecedor de nociones perceptivas y lógicas, el rol del docente es esencial en la puesta en el uso de ellas. Si el docente deja de ser mediador activo del proceso, no podrá facilitar con su conocimiento y su afecto el descubrimiento y exploración de las potencialidades de cada alumno.







2.





Según el SUNFD ser docente implica que tenga condición de sujeto situado en las complejidades de la sociedad, en un tiempo histórico y en un espacio geográfico. Que sea creador y difusor de cultura, que desarrolle autonomía en la toma de decisiones, que sea protagonista en los procesos de discusión, elaboración y definición las políticas educativas. También implica que este se comprometido con su trabajo.



Implica que el mismo este en continuo perfeccionamiento y enriquecimiento para sí mismos y para los seres que esta formando, este debe implicarse en los cambios para construir nuevos conocimientos de acuerdo con los nuevos descubrimientos y generar una formación personalizada que tenga en cuenta el desarrollo integral del ser alumno







3.





El maestro tiene el deber de tener siempre presente y actuar en las aulas, basándose en los cuatro pilares de la educación “saber qué enseñar”, “saber a quienes enseñar”, “saber cómo enseñar” y “saber para qué enseñar”.



También debe desarrollar una actividad integral que involucra una actividad creativa, donde se pueden aprender las teorías y las técnicas relacionadas con la función docente pero no la docencia en sí. La docencia no es fácil, pero requiere de un gran esfuerzo y generar una serie de desafíos.

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